martes, 1 de mayo de 2012

Internet & Redes Sociales

Facebook como Red Social....

Internet y redes sociales

El internet se ha expandido por todo el mundo por
medio del incremento de su propia información y
capacidades, y se ha convertido en una herramienta
indispensable para toda la población académica y
profesionalmente activa. Esta herramienta se volvió
una potente rama de comunicación y hoy en día esta
transformación se puede constatar gracias a las redes
sociales existentes en línea. (Raacke & Bonds-Raacke,
2008).
En la actualidad se han realizado estudios más específicos
sobre las redes sociales en Internet y su relación
con algunos factores sociales. Por ejemplo, se
destaca la red social conocida como Facebook, una de
las más populares entre los jóvenes hoy en día.
Los sitios como Facebook son relativamente nuevos
y su difusión ha traspasado culturas, ya que se
considera una nueva forma de comunicación y socialización.
Si bien esta comunicación juega un papel muy
importante dentro de las nuevas generaciones, también
es importante analizar las formas en que produce cambios
en las redes sociales físicas y reales (Magnuson &
Dundes, 2008).
Según el psicólogo social Ervin Goffman (citado en
Young, 2009), las personalidades virtuales son aquellas
que se usan como reflejo del verdadero ser, que pueden
idealizarse para agradar a otros. Además, se utilizan
muchas poses adoptadas que revelan conformidad y
en las que prevalecen códigos tanto masculinos como
femeninos.
Los individuos que participan en las redes sociales
en línea utilizan el lenguaje, la tecnología y las herramientas
multimedia para crearse una identidad. Esto
no consiste sólo en tener amigos en línea, sino que
también influye en la manera en que se aprende y habilitan
necesidades para participar en las nuevas formas
de socialización de la era digital. (Young, 2009).
Para que exista adicción a Internet es necesario que
se manifiesten varios factores, entre ellos la depresión.
Otro elemento de gran importancia es la fobia de ansiedad,
ya que a los adolescentes que la padecen no les
gusta salir, y la Internet les da la posibilidad de contactarse
con otros e involucrarse en juegos sin la necesidad
de exponerse a situaciones que les causen angustia.
Dado que aún no hay suficientes estudios acerca
del efecto de esta red y su relación con ciertos aspectos,
en este artículo se tratará de descubrir la problemática
de este fenómeno que actualmente incide sobre la población
juvenil y su relación con algunos aspectos psicológicos,
sociales y emocionales.

Facebook como red social


Como resultado de la popularidad de las redes sociales,
sitios como Facebook crecen, al igual que la preocupación
sobre el efecto que estos sitios ejercen en
el manejo de las impresiones y relaciones que en la
actualidad establecen los jóvenes. Buffardi y Campbell,
(2008; citado en Strano, 2008) presentan cierta preocupación
de que el ambiente en línea genere comportamientos
narcisistas, mientras que otros muestran
inquietud pues suponen que la permanenecia excesiva
en él puede provocar la sustitución de las relaciones
de amistad por otras caracterizadas por la superficialidad.
Facebook fue fundado en 2004 como una red social
sólo para estudiantes de Harvard, pero a mediados
del 2005 fue adoptado por alrededor de otras 2 000
universidades y colegios tan sólo en Estados Unidos. A
lo largo de este último año, 22,000 organizaciones comerciales
se unieron a esta red y a finales de él, dos tercios
de usuarios se conectaban a diario y estaban en el
sitio un promedio de 20 minutos (Zywica & Danowski,
2008).
En agosto de 2007 el sitio contaba con 22 millones
de usuarios y 15 mil millones de páginas vistas en él
(Freiert, 2007; citado en Zywica & Danowski, 2008).
Zywica y Danowski (2008) explican que Facebook
permite a sus usuarios crear perfiles personalizados
que incluyen información general, como la educación,
el sexo, la edad, etc. Los usuarios pueden escribir y
poner mensajes en las páginas de sus contactos, subir
fotos y etiquetar personas en esas fotos, además de incluir
videos y canciones. Se pueden tener tantos contactos
como se quieran, que pueden ser compañeros
de escuela, amigos, familiares, conocidos, personas de
otros países y continentes, al igual que asociaciones,
organizaciones e instituciones.
Mediante diversas investigaciones se ha podido
constatar que el empleo que se hace del sitio depende
del género de la persona que lo utiliza. Se ha comprobado
que las mujeres lo utilizan para dar seguimiento
a las relaciones y mantenerse en contacto con amigos,
compañeros de trabajo, escuela, familia y demás, mientras
que los hombres acceden a él para seguir ciertos
impulsos y relaciones de fantasía en las que se puede
llegar a obtener alguna gratificación sexual (Raacke &
Bonds-Raacke, 2008).

Adicción a Facebook


Diferentes estudios coinciden en señalar que el término
“vicio” provoca reacciones afectivas de los adictos
que obstaculizan el uso de los servicios de ayuda. En
cambio, visualizarlo como enfermedad parece proponer
una intervención para solucionarlo. Se ha encontrado
que el consumo, visto como vicio, se percibe
como algo voluntario, donde la influencia social es lo
más importante. La adicción es socialmente vista como
algo vergonzoso y rechazado. Dentro de este marco se
hace caso omiso de la dependencia, la tolerancia y el
síndrome de abstinencia en razón del valor atribuido
socialmente a la voluntad. Por otro lado, ver la adicción
como una enfermedad es muy útil para poder
aceptarla y buscar ayuda. Sin embargo, lo óptimo sería
prevenir la adicción, para no tener que tratarla (Nuño,
Alvarez, Gónzalez & Madrigal, 2006).
La descripción de alteraciones comportamentales
asociadas a un uso excesivo de la red, tales como sentimientos
de culpa, deseo intenso de estar o continuar
conectado a ella, pérdida de control y de tiempo de
trabajo o de clases, síntomas psicopatológicos, etc., ha
abierto un debate sobre una posible “adicción a Internet”
(“Trastorno de adicción a Internet”, “Uso patológico de
Internet”, “Uso excesivo de Internet”, “Uso problemático
de Internet”, “Uso compulsivo de Internet”), referido
a situaciones en las que el uso de la web puede afectar a
diferentes ámbitos de la vida del sujeto (Widyanto &
Griffiths, 2006; citados en Poch, 2009).
Raacke y Bonde-Raacke (2008) llevaron a cabo una
investigación en la que descubrieron que 87% de 116
estudiantes de licenciatura en la costa Este de Estados
Unidos tiene una cuenta y perfil de Facebook. Este dato
los llevó a destacar la importancia que ha asumido la
forma de socialización actual por Internet, sin dejar de
lado el hecho de que los estudiantes se sientan más cómodos
con estos métodos que con el “cara a cara”, lo
que puede llegar a repercutir en la socialización per se.
En la actualidad existen varios grupos en Facebook llamados
“Adicción a Facebook”, “I´m a Facebook addict”,
“Are you a Facebook addict?”, “Adictos a Facebook!!”,
“Soy adicto a Facebook y lo acepto”, “Maldita sea, soy
adicto a Facebook!!!”, entre muchos otros, en los cuales
la gente que se considera parte de esos grupos “se hace
seguidor” de alguno de ellos.
La cantidad de personas inscritas en estos grupos
varía desde 430 hasta 11,890 personas (“Maldita sea,
soy adicto a Facebook!!!”).
Por lo general, estos grupos tienen un origen nacional,
es decir, sus creadores proceden de varios países
como Argentina, México, España, etc.; en ellos existe
la posibilidad de que las personas inscritas hagan sus
comentarios sobre cualquier tema. Evidentemente, la
cantidad de comentarios que se encuentran en estas
páginas acerca de las razones que tuvieron sus integrantes
para unirse a ellos, las causas de su adicción a
Facebook y cómo la justifican también es inmensa.
Dichos grupos pueden hacer hincapié en cuestiones
tales como las razones por las cuales pertenecen
al grupo, y sobre todo y muy aparte de la misma adicción,
problemas como la autoestima, la depresión y las
habilidades sociales, que pueden estar implicadas en
el uso abusivo de Facebook. Por ello, es de suma importancia
poder entender estos términos, así cómo sus
definiciones.

Autoestima


La autoestima se reconoce como un indicador del desarrollo
personal fundado en la valoración, positiva,
negativa o neutra, que cada persona hace de sus características
cognitivas, físicas y psicológicas. Dicha
valoración se construye sobre la base de la opinión
que cada persona tiene sobre sí misma, a partir de los
atributos que le otorgan las características mencionadas.
Esta opinión es confirmada por cada individuo
a partir de la percepción de cómo y cuánto lo valora
quienes lo rodean y, particularmente, todo aquel que
es relevante para él en su vida cotidiana (Arancibia,
1997; Fredes, 1998; citados en Peradotto, Vargas &
Valdivia, 2005). La baja autoestima se relaciona con
comportamientos adictivos. Craig (1995; citado en
Niemz, Griffiths & Banyard, 2005), reportó que las
personas que efectúan autoevaluaciones negativas
utilizan sustancias adictivas para escapar o abstenerse
de pensamientos desvalorativos sobre sí mismas.
Armstrong, Phillips y Salin (2000), que investigaron
si la baja autoestima también estaba relacionada con la
adicción a Internet, comprobaron que ella era un buen
predictor de dicha adicción, lo que también aumentaba
el tiempo que se invertía en línea. Sin embargo, la
relación no es clara, ya que, al igual que la depresión,
la baja autoestima puede ser una consecuencia de la
adicción más que una causa de ella, es decir, que podría
provocar el empleo de Internet como una escapatoria,
pero también puede suceder que el uso excesivo de
la web lleve a las personas a aislarse y después no
tengan la misma capacidad para socializar de manera
normal. Si las personas tienen una mala opinión de
sí mismas y encuentran dificultades para socializar
por su timidez o falta de autoestima, pueden usar la
Internet como una alternativa de socialización, pues
en ella se pueden abrir y ganar confianza sin tener que
interactuar cara a cara (Navarro & Jaimes, 2007).

Adicción a Facebook y su relación
con la autoestima, las habilidades
sociales y la depresión

Jiménez y Pantoja (2007) hicieron un estudio acerca
de la relación que existe entre la autoestima y las relaciones
interpersonales de sujetos adictos a Internet.
Estas autoras encontraron que los sujetos adictos presentaban
niveles medios y bajos de autoestima. Por el
contrario, los niveles del grupo de no adictos eran elevados,
lo que las autoras atribuyeron al hecho de tener
la capacidad de confiar en sus propios juicios y percepciones,
tener actitudes positivas hacia sí mismos y
hacia el manejo de eventos críticos así como receptividad
a las relaciones e intercambios con los demás. Una
de las conclusiones de este trabajo es que las personas
que presentaban bajos niveles de autoestima tendían
a ser más propensas a desarrollar adicción a Internet
y, a su vez, presentaban menos recursos psíquicos disponibles.
Por lo tanto, mientras más bajos fueran estos,
mayor era la dificultad para establecer relaciones interpersonales
significativas y, por consiguiente, mayor
también la tendencia a la depresión y el suicidio, En
síntesis, los sujetos adictos mostraron menor capacidad
de mantener la dirección de su propia conducta
y menor habilidad para soportar los aumentos de su
tensión psíquica. A diferencia de ellos, los sujetos no
adictos se mostraron más equilibrados, y lograban un
mayor autocontrol cuando debían hacer frente a elementos
estresantes.
En cuanto a las habilidades sociales, comprobaron
que 50% de los sujetos adictos tuvo un mayor número
de indicadores de ausencia de habilidades de este tipo,
debido a lo cual debían lidiar con una mayor dificultad
para manejarse ante la complejidad de la vida cotidiana
así como de manejar sus recursos internos.
Jiménez y Pantoja (2007) consideran que la
depresión es consecuencia de la dificultad para establecer
relaciones interpersonales causada por una baja
autoestima; en contraste, McKenna y Bargh (1999;
citados en Moral, 2001) descubrieron que las personas
no creían que el uso de Internet aumentara su estado
de soledad o depresión, sino más bien lo contrario. Al
concluir el estudio después de dos años, los datos que
obtuvieron McKenna et al. (1999; citados en Moral,
2001) les permitieron determinar que el nivel de soledad
había disminuido en 51% de los sujetos, 43% no
había experimentado efecto sobre la soledad y únicamente
6% de ellos se sintieron más solos como consecuencia
del uso de Internet.
Respecto del grado de depresión experimentada,
2% respondió que el uso de Internet había aumentado
su grado de depresión, 21% dijo que les había reducido
sus sentimientos de depresión, y el resto no reportó
ningún efecto sobre la depresión.
En su estudio, McKenna y Bargh (1999; citados
en Moral, 2001) informaron que sobre un total de 600
usuarios de Internet entrevistados, 67% contestó que
su círculo social había aumentado, y sólo 4% informó,
a diferencia de otros estudios, que tenía menos conoci
dos y amigos como resultado de usar Internet. De igual
manera, descubrieron que el desarrollo y la identificación
de las personas con un grupo de discusión en el
que participan y comparten un mismo tema de interés
(situaciones encontradas en Internet), ejercen un papel
positivo en su autoestima personal.
Todos los factores mencionados logran crear preguntas
y cuestiones que son de suma importancia en
este tema, por ejemplo: ¿Está relacionada la adicción a
Facebook con la depresión? ¿la adicción a Facebook tiene
alguna relación con la falta de competencia social?, o
¿se relaciona con una baja autoestima? Dada toda la
información encontrada, los estudios previos sobre
la adicción a Internet y el efecto de este tema en nuestra
vida actual, en este artículo se pretenderá encontrar si
existe la adicción a Facebook, y de ser así, en qué niveles
y cómo se relaciona con las variables de depresión,
falta de competencia social (habilidades sociales) y baja
autoestima.









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